Es muy frecuente que las personas lleguen a terapia esperando que les digan qué hacer, si lo que hacen esta bien o mal o que se les de una respuesta concreta en relación con sus problemas e igualmente frecuente es que el terapeuta responda sus preguntas con otra pregunta o que en vez de recibir instrucciones obtengan un silencio.
Cuando estamos en situaciones como un elevador, una sala de espera o recién conociendo a alguien y el tiempo se prolonga, es interesante como hay diferentes posturas ante este silencio social. Hay quienes no lo toleran y empiezan a sacar temas de conversación banales como el clima o los temas de moda de una forma muy superficial, hay también quienes pueden hablar de temas muy personales como si fueran cualquier cosa y lo hacen como una especie de vómito verbal y por otro lado también hay quienes se mueven de un lugar a otro o buscan salir de donde están… en fin, hay muchas posturas ante el silencio en presencia de alguien más cuando resulta incómodo.
Por otro lado, de manera individual hay personas que por ejemplo hacen uso de la música o la televisión como ruido de fondo por que el silencio los confronta con una sensación de soledad y esto promueve ciertos pensamientos que provocan algún nivel de ansiedad o molestia.
Pero en el espacio terapéutico donde estás en presencia de alguien que no convivirá contigo de la misma forma que lo haría una amistad, el silencio que va dirigido a lo que se está diciendo en el momento va más allá de si el terapeuta sabe o no contestar una pregunta, o si tiene la respuesta correcta a tus problemas.
Hay que tener siempre presente que es un espacio reflexivo donde las palabras toman un significado mucho más profundo porque apunta a la conexión que tiene con tus emociones; conjugar lo que se dice con lo que se siente y significa para cada quién no es cosa fácil y justo el silencio que se presenta en el consultorio es muy especial porque te da la oportunidad de tomarte un tiempo y escuchar lo que acabas de decir de manera más trascendental para así reconocer que hay un vacío en tu mente, que podría ser llenado por un nuevo significado.
Así que la próxima vez que estando en tu terapia tenga lugar un silencio, tómate el tiempo para identificar su sentido en relación con lo que estás diciendo y muy probablemente surja un contenido rico en sentido y dirección a elementos importantes a trabajar. No es sólo un silencio incómodo y ya, es la oportunidad de darle un espacio a lo que puedes poner en palabras desde un panorama más amplio; es decir, es un silencio con sentido.