El hecho de que dos personas se unan en una relación de pareja implica la unión y conexión de dos mundos afectivos que apuestan a compartir ciertas cosas para satisfacer un deseo amoroso.
El enamoramiento se ha estudiado desde muchas especialidades y es sabido que, desde la química cerebral hasta las emociones, es algo que va disminuyendo para darle lugar a una convivencia basada en la identificación de lo deseable y lo indeseable con varias negociaciones de por medio, de hecho, hay quienes señalan que el amor empieza cuando el enamoramiento termina.
En otro momento hablaré de las implicaciones de las relaciones amorosas y las consideraciones al tomar la apuesta del amor una vez que haya terminado la etapa de enamoramiento, pero por el momento me centraré en hablar de lo que sucede cuando una pareja decide dar por terminada su relación.
El fin de una relación inicia antes de que se anuncie la separación y termina un cierto tiempo después de declarado el fin.
Cuando al inicio de este texto señale que las parejas son la conexión de dos mundos afectivos, hay que reconocer que no hay dos personas iguales y así mismo las experiencias, aprendizajes, expectativas, deseos y mundos afectivos son diferentes en cada uno de nosotros, pero estas diferencias no se hacen tan evidentes como cuando el enamoramiento empieza a caer en declive y se pone en juego todo eso que no comprendemos y no identificamos como algo deseable.
Si logramos continuar, negociar y construir un puente entre el mundo afectivo de nuestra pareja y el nuestro, entonces continuaremos con la relación y mucho tendrá que ver la honestidad y comunicación que tenga lugar en este siguiente momento de la pareja, pero cuando no es así, es entonces que empieza el final, pero la separación no se da de inmediato.
Toda la energía emocional que se pone en juego en la pareja es una inversión que como tal no tiene retorno, se da libre y se queda en esa relación por lo que frecuentemente lleva tiempo reconocer que lo que se dio en la relación de forma emocional no es algo que se regrese como mercancía en una tienda. En este momento es frecuente que las discusiones, desencuentro y el dolor emocional se empiece a percibir para dar lugar al momento de la declaración del fin de la pareja amorosa.
En relación con la exigencia emocional en una separación, hay una postura que me resulta sumamente interesante, que está contenida en el libro de “La separación de los amantes” de Igor Caruso, en donde señala que la dificultad y el dolor que frecuentemente se siente al retirar la energía emocional de quien fue nuestra pareja, yace en la fantasía de que uno de cierta forma muere en el mundo de esa persona y la idea nos resulta devastadora.
Tras el acuerdo del fin de una relación de pareja hay elementos que toman un lugar importante, la separación física, los acuerdos de comunicación posterior, pero sobre todo el trabajo personal que cada uno deberá hacer consigo mismo para identificar su estar actual y darle lugar al duelo que implica una separación. Esto también lleva un tiempo especial para cada uno, no es algo que se tenga lugar al mismo tiempo en las personas que se han separado y es justo hasta que se resuelve el duelo y las cosas quedan claras que cada individuo puede identificar que terminó con esa relación.
Las separaciones amorosas frecuentemente son socialmente señaladas como un fracaso y hay personas que sienten que no podrán volver a amar, que su desilusión es suficiente como para renunciar a las relaciones y ante estas posturas valdría la pena explorar más profundamente desde dónde es que se formulan las relaciones desde un inicio, qué se espera y sobre todo qué se ganó en la relación, por que en sí darse la oportunidad de amar ya es una ganancia, identificar lo que podemos compartir para ser amados también es una ganancia y como tal habla de una capacidad que podemos poner en juego a libertad de decisión.
Me gustaría terminar señalando que, aunque las relaciones de pareja están cargadas de un estado de idealización en nuestra sociedad, la realidad es que ni la vida en pareja ni la soltería son estados ideales, dado que cada uno tiene pros y contras que cada quien tiene que definir. Lo importante es que una persona de inicio logre identificar amor propio y el peso de sus relaciones amorosas previas (sean o no de pareja) antes de decidir si desea o no estar en una relación de pareja, en vez de esperar que esa relación cubra un deseo de amor que no necesariamente tenga que ver con una pareja, sino con algo más profundo en relación con nuestra historia y mundo afectivo que no haya sido identificado.