Cuántas veces has leído o escuchado decir que tal o cual actividad es una terapia como, por ejemplo: “correr es mi terapia porque me concentro diferente” o “salir de compras es mi terapia porque me relajo mucho” y entre esas expresiones hay muchísimas a las que se les atribuye una sensación terapéutica cuando en realidad es un uso incorrecto del concepto de terapia que hace evidente que no se tiene la claridad de qué es y qué implica acudir a psicoterapia.
Actualmente se ha hecho muy evidente la necesidad de las personas por acudir y realizar actividades que les produzcan una sensación de bienestar y cuidado de sí mismos; es un momento muy importante cuando se toman decisiones que vayan dirigidas al cuidado de la salud, sobre todo cuando se planea realizarlo a largo plazo.
Es muy importante hacer una aclaración en relación con las diferencias que hay entre realizar actividades recreativas de nuestra preferencia y el acudir a terapia.
La importancia de dicha aclaración yace en la comprensión de los elementos que conforman la salud integral y como es que cada uno influye en la construcción de un estilo de vida saludable como parte importante del cuidado personal y la diferencia que existe entre el bienestar provocado por estas actividades y el trabajo de elaboración emocional que requiere una terapia por medio técnicas específicas y reconocidas como propiamente terapéuticas.
Para tener un cuerpo saludable ya sabemos que es importante una buena alimentación equilibrada, hacer actividad física, tener pasatiempos y momentos recreativos, pero ninguna de esas acciones debe ser confundida con terapia, si no que son propiamente acciones de autocuidado corporal.
Por otro lado, para tener salud mental es recomendable tener actividades que promuevan la creatividad, socialización, reflexión y comunicación entre otras cosas, pero tampoco esto debe ser confundido con una terapia.
El uso del concepto de “terapia” como un tipo de sufijo o apellido de cualquier actividad que nos parezca placentera deteriora el gran trabajo que se hace en un consultorio, alejando a las personas de la responsabilidad y compromiso que requiere el trabajo terapéutico con un especialista.
No hay que confundir una sensación de bienestar (que claro que es muy importante promover estos momentos) con el trabajo terapéutico, en primera por que la terapia requiere la intervención de un especialista, en segunda por que la terapia requiere un monto de trabajo personal no replicable que es totalmente subjetivo en cada paciente y por último, por que la terapia no es una acción que provoque sensación placentera exclusivamente si no que va dirigida a reconocer todos los matices del estado de ánimo y las emociones, a diferencia de las actividades recreativas que buscan un bienestar inmediato.