Elegir es un ejercicio que toda la vida ponemos a prueba, es una apuesta en la que ponemos en juego nuestro deseo y nos va construyendo.
El camino de las mujeres ha avanzado hasta el momento actual en el que nuestros derechos nos dan la libertad -hablando del orden de lo social- de elegir sobre nuestro estado civil, nuestro cuerpo, nuestra profesión y técnicamente podríamos hacer cualquier cosa que nos propongamos.
La maternidad no es un pendiente a tachar en una lista, es una opción personal.
Para tener un hijo se puede o no tener una pareja, se puede o no ser fértil dado que existe la adopción y del otro lado una mujer soltera o en acuerdo verbalizado con su pareja, puede delimitar no tener hijos, puede no ser fértil y no adoptar, puede encontrarse en una situación de embarazo no deseado e interrumpirlo. Hay muchas variantes en la vida reproductiva de una mujer y siempre estará ligada su subjetividad y panorama afectivo al optar por ser madre o no.
Las opciones están dadas1Es importante señalar que la situación de nuestro país es bastante cuestionable y conflictiva en cuanto a la facilidad con la que una mujer mexicana puede expresar su libertad de manera segura y se reconoce como un problema grave, pero hablar de esto no es el objetivo principal de esta publicación., listas para ser elegidas y es cuando una mujer que no se haya tomado el tiempo y espacio necesarios para cuestionar y explorar en sí misma qué es lo que pretende hacer con su libertad de elección, puede encontrarse en una situación de entrada estresante que conlleve mucha confusión y frustración que frecuentemente se ve volcada de manera desfavorable en sus relaciones interpersonales y la satisfacción en su vida.
En cuanto a la maternidad se refiere, una mujer tiene mes con mes el recordatorio biológico de su fertilidad, tenga o no un ciclo menstrual regular. Puede ser objeto de cierta carga por la parte de la sociedad que ve la maternidad idealizada como un estado perfecto y completo de la mujer. Desde niña ha percibido el juego de roles de género tan común en nuestra cultura y habrá jugado o presenciado el juego con muñecas, a “la mamá” o a la familia ya sea con gusto o con duda, sin que nada esté totalmente definido aún y al llegar el momento en el que se hace evidente la maduración sexual fisiológica sabrá que su cuerpo está listo, pero ¿qué dice su mente y su mundo afectivo?
La distancia que hay entre una decisión, una imposición y una confusión abierta, esta formada por un camino que vale toda la pena por ser cuestionado y repensado.
Llegar lo más profundo posible en relación con el deseo que tengamos en cuanto a vivir o no la maternidad es un proceso que intervendrá en nuestras vidas de manera realmente trascendente porque aún sea que una mujer llegue ya embarazada al espacio analítico o terapéutico, su postura ante la maternidad podrá tomar una forma particular ante su vivencia y por consecuencia la de su hijo.
Cuando la decisión de una mujer es no tener hijos, no llevar a cabo la maternidad es una postura más de las muchas variantes que puede tener la vida de una mujer, pero al igual que el ser madre, tomarla con consciencia y profunda reflexión será el camino más honesto para vivir con libertad todas las otras partes de su vida que desee desarrollar.
Las razones para ser o no ser madre deben ser totalmente subjetivas, sin imposición externa de ningún tipo pues forma una parte muy importante de lo femenino y de la vida afectiva de una mujer en relación a sí misma y lo que busca para sí; la indecisión en este tema puede estar presente en ciertos momentos pero cuando se vuelve un cuestionamiento persistente y hasta persecutorio, acudir con un especialista es necesario para dar palabra a todo lo que pueda estar formando parte y necesite ser hablado.
Sabemos que la madre forma parte importantísima de nuestro desarrollo psíquico, las mujeres en relación a nuestra propia madre creamos fantasías particulares que intervienen en nuestras decisión por la maternidad y este no es un tema en absoluto superficial o de lo pasajero, es por esto que en el tema de la exploración del deseo de ser o no madre, recomiendo acudir al psicoanálisis para poder así acceder al espacio donde se despejen los fantasmas y prejuicios y surja la apertura de una decisión meramente subjetiva.
Toda nuestra vida tendremos elecciones por hacer y específicamente la maternidad incluye a un tercero bastante vulnerable, la consciencia nos llevará a tomar la opción que nos haga vivir nuestra libertad con tranquilidad.