La motivación en nuestros tiempos es uno de los tesoros más codiciados, se ha vuelto un producto que pareciera a la venta y constantemente podemos preguntarnos de dónde sale la motivación con la que muchas personas pareciera que hacen miles de cosas, cumplen sus metas, objetivos y planes de manera lineal y sin problemas. Actualmente hay mucho contenido en las redes sociales y en materiales de autoayuda que pretenden mostrar la motivación como algo que con un par de cambios es posible, muchos dan su testimonio y comparten su propio método para lograr explotar cierta energía que nos lleve a lograr avanzar para cumplir nuestros deseos y vernos, sentirnos y hacer lo que siempre habíamos querido.
Nos dicen que una rutina de manera muy conductual se logra establecer en un cierto número de días, que los retos o “challenges” te hacen cambiar de estilo de vida, que los señalamientos que diario publica cierta persona famosa son un tipo de enseñanza y muchas otras ideas rondan nuestro alrededor, pero después de probar varios caminos, la mayoría de las personas renuncia, recae y pierde la motivación y justo es algo que tiene una razón y lógica en nuestro mundo afectivo.
Para empezar, habría que diferenciar las metas de la forma en la que se pretenden lograr y sobre todo el para qué, pero todo esto de manera personal y no como producto de una estrategia de bombardeo social en el que pareciera que si no estas motivado para lograr algo es porque estas deprimido y es ahí cuando la autoestima y el estado de ánimo se ve cuestionado y crea una sensación de “estar mal”.
Frecuentemente lo social llega a influir tanto en las personas que llegan a tener una confusión entre lo que es propio y lo que pareciera un deber ser o tener. Para identificar lo que una persona busca de manera individual, la psicoterapia es un espacio donde se puede explorar la postura personal en relación con el propio deseo, de manera que el sentido del para qué hacerlo tendrá mucha más lógica con las acciones que realizamos todos los días y el cómo lograrlo se irá desarrollando como una adaptación más que un cambio abrupto que se va a abandonar.
En relación a la motivación, se pone mucho más en juego la tolerancia a la frustración que la capacidad para iniciar con un plan porque la inmediatez en la que nos hemos acostumbrado a vivir en relación a la mayoría de las cosas que hacemos, nos ha traído una falsa expectativa en cuanto a la formulación de un deseo y en cuánto tiempo se puede lograr, no podemos esperar que una sola ensalada nos baje de peso o un solo día de práctica nos haga maestros de algo que deseamos, se requiere un tiempo personal el lograr adaptarnos e ir reformulando el sentido de ese deseo en nuestra vida diaria.
Una cosa más que habría que aclarar es que la motivación es como un empuje que caduca, es una energía de fuerza variable, no algo que se mantenga constante porque no es el fin sino el principio. Con esto quiero aclarar que la motivación no es tan importante como el para qué de un objetivo y como tal hay que entender y aprender a dejar fluir la motivación de un amanera lógica y racionada, no como un arranque a todo motor que fácilmente terminará con la gasolina para llegar a la meta.
Sentir falta de motivación es una situación que se puede tratar en un consultorio psicológico, es importante que un especialista te ayude a identificar cuál es tu relación con tus metas personales y trabajar con eso, más no esperar que una lista de frases motivacionales o de procedimientos generalizados resuelvan lo que de manera subjetiva no hayas pensado.
En relación con la motivación que requiere un cambio importante en tu vida, te recomiendo leer ¿Es difícil cambiar?