Claro y entendido está que cuando se presenta un problema es de gran interés resolverlo o por lo menos es lo que se supondría, porque es muy interesante cómo es que en cuestiones emocionales, las resistencias hacen de las suyas y toma un tiempo para que la gente decida acudir al consultorio. Hay quienes esperarían que en relación a lo emocional haya una guía con pasos a seguir para arreglar un problema y esa postura es más frecuente de lo que se cree, como si hubiera un instructivo para dejar de hacer, pensar, decir o sentir ciertas cosas cuando en realidad cada persona reacciona y tiene referencias muy particulares que lo llevan a estar en alguna situación indeseada, confusa o conflictiva. Este es justo uno de los puntos clave en relación a la poca cultura de la psicoterapia y el psicoanálisis que hay en nuestro país, mucha gente no entiende de qué va un tratamiento y por lo tanto no acude, juzga o evita este tipo de atención.
Profundizando es importante reconocer que un conflicto no nace de la noche a la mañana, ya que a excepción de la muerte, las demás situaciones tienen un núcleo que frecuentemente se genera en larga data y evoluciona hasta ser insostenible, intolerable o ya afecta diversos ámbitos de la vida, entonces ¿Cómo se podría resolver en un par de horas algo que se originó desde los puntos ciegos en nuestra consciencia? Si, digo puntos ciegos porque nunca abarcamos en su totalidad las situaciones que vivimos o sostenemos, es así que si no tenemos un proceso como por ejemplo el del psicoanálisis que no es sólo terapéutico y que tiene una duración extensa, que nos muestre dichos huecos en nuestra consciencia, siendo esto uno de los muchos elementos que tienen lugar en un diván; entonces se da una lejanía de nuestro estar en relación a situaciones que nos ponen en conflicto y nos exigen una postura crítica ante nosotros mismos.
Todo tratamiento que implique algún manejo ya sea conductual o emocional, requiere de un cierto tiempo y es importante que lo entendamos desde un principio y cooperemos con el trabajo que cada quien decida realizar cuando acude a un consultorio. Hay tratamientos muy localizados y focalizados; existe desde la atención de emergencia y la psicoterapia breve, hasta antes mencionado psicoanálisis, pero en medio hay un abanico muy grande de escuelas que abarcan la mente desde diferentes perspectivas y más adelante en otra publicación hablaré de las implicaciones que tiene acudir a alguna opción específica sin dejar de lado que el terapeuta debe escuchar muy bien cuál es la demanda del paciente en las entrevistas iniciales y aclarar de qué va el tratamiento que practica para saber si es lo que el paciente busca y necesita.
En cuestión a la duración del tratamiento, sí se puede encontrar una relación directa con el nivel de profundidad que abarca.
Hay gente que acude de inicio a un tratamiento y puede resolver una problemática específica en un número determinado de sesiones, pero al mismo tiempo si es su interés y a lo largo de ese proceso reconoce que hay elementos de sí mismo que quisiera entender un poco más, entonces valdría la pena reformular el seguimiento de su atención y optar por uno más profundo. En pocas palabras, se puede acceder a quitar una espina, pero también se puede explorar un camino que puede mostrar qué tan cerca o lejos estamos de dichas espinas y cada opción requiere un tiempo diferente pero siempre valioso pues nos acerca a escucharnos y trabajar con lo más íntimo de cada quien.